Estrés en la menopausia: una combinación fatal

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estrés en la menopausia

¿Cuántas veces has expresado o pensado las palabras ‘estoy estresada’ este último mes? 

En estrés está tan arraigado en nuestra sociedad postindustrial que hemos dejado de percibirlo como tal y lo hemos normalizado como un aspecto más del ser humano. La mayoría vivimos con prisas y con la sensación de que no llegamos a todo, haciendo malabares a lo largo del día para alcanzar la larga lista de tareas que nos van y nos vamos imponiendo y que se nos acumula por doquier. Esto querida mía forma parte de lo que llamamos estrés y no es natural.

¿Qué es el estrés?

El estrés es un sentimiento de incomodidad causado por una situación desafiante en la vida.  Puede manifestarse como preocupación, tensión, ansiedad,  abrumación, desbordamiento, sensación de nudo en el estómago, dolor de cabeza… A cada persona se le manifiesta de una manera diferente y es esencial identificar cómo es esa manera para ti.

Cuando estás estresada puedes sentir que tienes menos paciencia de lo habitual o de repente estallar en lágrimas, o experimentar dificultad para dormir, falta de concentración e incapacidad de poner en orden tus pensamientos, ganas de consumir mucho azúcar, o sustancias tóxicas…

Aunque en algunos casos, el estrés puede resultar útil, por ejemplo, sentirte un poco estresada porque tienes una cita importante, o porque has de defender un proyecto en tu trabajo o estudios, te puede ayudar a buscar maneras para prepararte mejor, pero si se va acumulando a lo largo del tiempo y no le haces frente puede convertir tu cuerpo y tu mente en una olla a presión.

¿Qué sucede con el estrés en tu cuerpo?

Nuestro cuerpo y mente  perciben las amenazas modernas igual que nuestros ancestros prehistóricos percibían las amenazas de los depredadores, y se ponen en marcha las mismas respuestas: lucha, huida o congelación. Esto implica: incremento del ritmo cardíaco, aceleración de la respiración, liberación de adrenalina, cortisol, más azúcar en el torrente sanguíneo y tensión muscular. 

Los niveles elevados de cortisol durante largos períodos de tiempo pueden causar inflamación, envejecimiento celular, problemas en el sistema inmunológico, la salud mental y el metabolismo en general, haciéndonos más vulnerables ante diversas enfermedades

El estrés en la menopausia y mujer madura

Al llegar al ecuador de la vida, las mujeres nos encontramos con una serie única de cambios: las fluctuaciones hormonales, marcadas por el climaterio y la menopausia.  Este proceso no solo impacta en nuestro bienestar físico sino que también desencadena una serie de ajustes en la esfera emocional y añade un factor más al estrés de la vida diaria.

Los síntomas físicos varían mucho dependiendo de cada mujer,  llegando a afectar de diversas maneras en su trabajo, hogar y vida social. Pero en mi experiencia, si hay alguno en el que todas coinciden, es en los cambios de humor, que según los casos pueden llegar a derivar en ansiedad o depresión. Esto hace que sea mucho más difícil lidiar con el estrés que venimos acumulando. Así se manifiesta en muchas mujeres una necesidad de parar, de ir más despacio incluso de reiterada del ruido del mundo para encontrar un espacio de calma interior que ahora se hace imprescindible.

El estrés acumulado afecta directamente a la experiencia de la menopausia. Está estudiado que las mujeres con mayores niveles tienen una experiencia general más negativa.  Se sabe que los sofocos son más frecuentes y duran más cuando estás estresada al igual que los problemas de sueño. Incluso puede llegar a desembocar en una menopausia más temprana

Al mismo tiempo, las responsabilidades familiares pueden alcanzar su punto álgido: la atención a hijos adolescentes, nietos o incluso padres dependientes nos puede generar una carga adicional. La gestión de los roles asociados a los cuidados, como viene siendo tradicional en mostrar las mujeres, puede convertirse en un factor de estrés más, amplificando los desafíos de esta etapa.

Y como punto final no podemos perder de vista todos esos otros aspectos que se gestan más en lo profundo, como la redefinición de objetivos personales, o la aceptación del paso de los años, que también juegan un papel importante en nuestra gestión emocional y por extensión del estrés. Encontrar en fino equilibro entre el deseo de cuidar a los demás y la necesidad de atender nuestras propias necesidades se convierte en una danza delicada, que en muchas ocasiones desencadena tensiones internas.

Así, entre los cambios hormonales, las responsabilidades familiares y los múltiples aspectos que caracterizan esta etapa, la gestión del estrés se convierte en una herramienta clave. 

Prácticas para reducir tus niveles de estrés en la menopausia y madurez

Identifica los desencadenantes del estrés. 

Esta es la parte más importante, examinar cuál es la situación, tarea o actividad que contribuye a tu estrés. Una vez la tengas identificada, explorar cómo puedes abordarla de otra manera y también las opciones que tienes de pedir ayuda.

El ejercicio es un gran aliado 

Practicar ejercicio, o movilidad en sus diversas formas, como hemos visto, no solo fortalece el cuerpo sino que también actúa como un amortiguador contra las tensiones diarias. Desde caminatas conscientes y sensoriales hasta rutinas más enérgicas, el movimiento es una gran fuente de bienestar físico y emocional. Las endorfinas segregadas mitigan el cortisol, por lo tanto regulan el estrés.

Practica meditación o mindfulness (atención plena), relajación, respiración consciente

Hay muchos estudios actuales que respaldan la práctica de mindfulness o atención plena. Está comprobado que la práctica de vivir el presente, aquí y ahora  alivia el exceso de preocupación. Esta práctica, realizada diariamente, no solo te ofrece un respiro momentáneo, sino que también equilibre la respuesta fisiológica al estrés, reduciendo la liberación de cortisol.

Puedes practicar atención plena en tu día a día, meditación en sus múltiples variantes u otras disciplinas como el yoga, el  tai chi, la relajación, la visualización o el trabajo con la respiración consciente. Todas ellas contribuyen a la relajación de tu sistema nervioso, por lo tanto a aliviar tu estrés.

A lo largo de mi vida he practicado años de meditación en un Dojo puramente zen, vestida con kimono negro, de cara a la pared, dejando pasar los pensamientos sin aferrarme a ellos, como Meditación Trascendental, concentrando mis pensamientos en  un solo mantra. Con la práctica regular de la meditación se puede conseguir  aliviar la mente de los pensamientos y abrirla al silencio debajo del pensamiento, alcanzando en última instancia lo que se conoce como “conciencia pura”. He tenido alguna experiencia de ello y han significado momentos trascendentales en mi vida.

Fluir con la vida

Cuando exploramos la importancia del manejo del estrés, se vuelve esencial sumergirse en la filosofía de fluir con lo que la vida nos va trayendo en lugar de resistirse. Aprender a soltar las expectativas rígidas y abrazar la flexibilidad y la incertidumbre es todo un arte que si se consigue dominar, se convierte en una herramienta muy poderosa.

Fluir con lo que la vida nos trae implica reconocer que, si bien no podemos controlar todos los aspectos de nuestro entorno, sí podemos gestionar nuestra respuesta ante ellos. 

Doy fe de que he ensanchado mucho en los últimos años mi capacidad de fluir con la incertidumbre y con lo que la vida va trayendo, especialmente cuando no te gusta o no es lo que esperas. Contra más regulado esté tu sistema nervioso más capacidad tendrás para abrazar las diversas situaciones, manejarlas con calma y poner al servicio de la situación todos tus recursos. A mi me ha costado muchos años pero es ahora, cuando todo el trabajo interior que he venido realizando, está dando sus frutos. Por eso es tan importante todo lo que te expuse en la etapa 3. Mujer sabia, no lo olvides.

La conexión social

Otra práctica a resaltar que funciona muy bien para regular nuestro sistema nervioso es la conexión social. Mantener relaciones sólidas, vínculos afectivos estables y apoyo emocional no solo disminuye la sensación de soledad, sino que también ofrece una red de seguridad ante los vaivenes de la vida, ayudando a mitigar los niveles de estrés. Por eso si vamos juntas llegaremos más lejos.

Mímate y date placer

Con un spa, un masaje, un paseo por la naturaleza, un baño con esencias, una comida exquisita…

Gestión tiempo

La gestión de nuestras prioridades y tiempo, es un factor muy importante para gestionar el estrés. Si eres consciente de te cuesta este aspecto puedes considerar tomar algún curso para ayudarte.

Considera ir a terapia

Si sientes que el estrés te sobrepasa y llevas mucho tiempo con el sistema nervioso alterado y te das cuenta que tu sola no puedes gestionarlo.

Propuesta de práctica personal para reducir el estrés en la menopausia

Si sientes que el estrés forma parte de tu vida, te animo a explorar e identificar los desencadenantes, así como comprometerte a realizar alguna de las prácticas de gestión de estrés propuestas. Escríbelo en tu cuaderno de viaje.

El poder de la edad

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